jueves, 13 de septiembre de 2012

Una casa encantada

Hay casas con encanto y casas encantadas. Cuenta la leyenda que hace muchos años, el embajador de un país del Báltico se mudó a esta casa a las afueras de Roma mientras reformaban la de la Embajada...

Estaba casado desde hacía 5 años con Niiv, una jóven y bella aristócrata danesa. Cuando contrajeron matrimonio ella tenía sólo 18 años y él vivía furioso y dolido porque su mujer le había abandonado por su mejor amigo unos meses antes. Cuando conoció a Niiv, su inocencia y dulzura le parecieron cualidades tan opuestas a las de la mujer que le hirió, que le propuso en matrimonio al poco tiempo. El embajador se había vuelto un hombre muy adusto y celoso tras su amarga experiencia, y era muy frío y distante con Niiv. Ella adoraba las fiestas y la música, siempre iba impecable, elegantísima y su obsesión era que el jardín de la casa estuviese perfecto y trufado de flores rosas...


Niiv amaba las palmeras y se enamoró del jardín y de su fachada color albero en cuanto la vio...


























Cada mes organizaba una fiesta con cualquier excusa. Eran famosas en todo el mundo. Había una banda de jazz que volaba desde Nueva Orleans para la ocasión, se colocaban flores en la pérgola, los mejores cocineros de Europa preparaban el menú, se servían más de 20 platos y los invitados llegaban de todos los rincones. Acudían actores de Hollywood, aristócratas y escritores...








Un mes antes de instalarse en su casa de la Embajada, el sobrino del embajador, que había combatido en
la Segunda Guerra Mundial como piloto y había caído herido, fue a pasar una temporada con ellos. Él iba en silla de ruedas y perseguía a Niiv por el jardín haciéndole reír...























Cuentan que se enamoraron. Niiv temía que su esposo se enterase porque, si lo hacía, ella sabía que él era capaz de cualquier cosa. La fiesta de despedida de la casa fue la más fastuosa de todas. El embajador aquella noche estaba más alegre de lo normal, parecía de muy buen humor...


























Cuando dieron las 12 de la noche, el embajador pidió a todos que acudiesen a la pérgola para escuchar la canción "My Funny Valentine", la favorita de Niiv. Al volver a la zona de la piscina, encontraron a Niiv muerta, flotando boca abajo en el centro de la piscina...


























Los carabinieri concluyeron que había sido un accidente, ya que ella no sabía nadar, había bebido champán y en un tropiezo debió caer al agua mientras todos estaban en la parte delantera de la casa. La música ahogó sus gritos. El embajador nunca se volvió a casar y su sobrino desapareció.

Mi amiga, que vive en la casa, asegura que a veces oye a Niiv tarareando "My Funny Valentine".

                                 

Cada año, en el aniversario de su muerte se organiza una gran fiesta en el jardín. Según me contaron, Niiv se lo pidió en sueños a los dueños de la casa, y así lo hacen. Todos los invitados deben acudir impecables a la cita y el jardín debe estar perfecto.




Nos gusta imaginar cómo hubieran vestido los invitado a la fiesta en aquella época y qué hubiese opinado Niiv de nuestra celebración. Y siempre hay alguien que dice sentir como si una mujer nos espiara desde detrás de una palmera. Los que conocemos la historia sabemos que es Niiv cantando suavemente "don't change your hair for me, not if you care for me.."





¡Hasta el año que viene Niiv!



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