domingo, 13 de enero de 2013

Qué bonito es el amor...

...sobre todo en primavera (y Nochevieja).


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Mi fiesta de Nochevieja pasada fue muy especial, probablemente porque, desde que salí de casa, sentí que se trataba de una noche corriente del año y no la cargué de expectativas innecesarias. También pudo tener algo que ver el hecho de que llevé unos botines con poco tacón, que me permitieron bailar casi toda la noche. Además, no había colas en el baño ni suelos pegajosos, y encontré una camarera generosa con los vasos de agua, que es lo único que bebo después de un primer y último gin tonic. También me crucé con un chico de ojos azules que me propuso una cita poco después.

Para mí, la emoción de la cita comienza cuando eliges el vestuario que vas a llevar, los complementos y el maquillaje. Los preparativos previos al encuentro son casi tan divertidos como la cita en sí. Yo llevé un vestido de Zara con corte imperio en gris marengo, mi abrigo rosa palo de Reiss, botines de flecos de Stradivarius y bufanda gris perla. Un look abrigadito para un plan mágico: la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid. Nunca había tenido la ocasión de ir y me pareció un plan perfecto. Lo que más me gustó fue la ilusión en las caras de los niños que miraban a Sus Majestades subidos a hombros de sus padres, y que aplaudían y coreaban el nombre de su Rey Mago favorito. El ambiente estaba impregnado de magia e inocencia. 
Volviendo a mi cita, creo que, proponer ese plan le dio vidas extra en el caso de que no cumpliera el resto de checkpoints. ¿Cuáles son los míos? Que me recoja en casa, que sea él quien invite y que me haga reír. Los dos primeros son dos gestos de caballerosidad que, por desgracia, se han ido perdiendo. Y es que, creo que hoy en día los chicos están un poco confundidos respecto a cómo deben comportarse en una cita ya que, tras tantos años en los que el sexo femenino ha enarbolado la bandera de la igualdad con los hombres, ellos se pueden sentir inclinados a comportarse con su cita como si hubiesen quedado con su amigo de toda la vida. Craso error. Si la chica tiene alguna mariposa revoloteando en el estómago, ese es el mejor método para cortarle las alas de golpe. Creo que, la igualdad entre hombres y mujeres, debería ser principalmente a nivel salarial y, sin duda, nunca durante el cortejo (que también es una palabra tristemente en desuso, a no ser que estemos viendo un documental sobre animales de La 2). ¿Qué opináis vosotras?



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